«Fui a Estados Unidos a aprender una técnica para hacer cestería y como al lado había un taller de papel, acudí a los dos cursos durante mi estancia allí». Así empezó la relación de Kikis Álamo con el papel hace más de treinta años, una relación que continúa hoy cuando diseña con esta materia desde su casa de Jaizubia. La historia hasta llegar aquí es mucho más larga y es que esta mejicana no pensaba que terminaría en Hondarribia cuando regentaba un despacho de diseño junto a su marido Jesús Alejandre, también mexicano, en la capital de su país.

El padre de este era un gudari exiliado en la Guerra Civil y un día de 1982 la familia decidió venir a Euskadi a conocer la tierra de sus antepasados. Les gustó tanto que apuntaron a sus hijos a la ikastola y comenzaron una nueva vida en Amorebieta. Kikis recuerda que «como en México también trabajábamos en la producción de películas nos servimos de varios contactos y gracias al director de cine Antxon Eceiza nos pusimos en marcha con un claro objetivo: trabajar elaborando papel a mano».

Así, la pareja dio con el productor tolosarra Luis Calparsoro, hijo de papelero, embarcándose en un proyecto pionero en Euskadi. Kikis, que ya había trabajado en torno al papel en una época como profesora universitaria en su país, continuó formándose mediante libros traídos de Estados Unidos y empapándose de las obras que encontró en la biblioteca de papeleros de Tolosa. De mientras su marido, ingeniero químico y diseñador industrial, creaba una pila holandesa o, lo que es lo mismo, una máquina para elaborar papel a mano.

Una reunión en San Sebastián con varios artistas fue la clave que les dio la oportunidad de mostrar sus progresos y empezar a ser conocidos en el mundillo. Como Calparsoro vivía en Hondarribia, la pareja abrió un pequeño taller en la Plaza Gipuzkoa que a los años trasladaron a una casa con 54 ventanas construida ‘ex profeso’ junto a los humedales de Jaizubia. Desde entonces han creado papel para los títulos de la Universidad de Navarra, la restauración de libros antiguos o por petición de artistas tan importantes como Eduardo Chillida, Nestor Basterretxea, Antoni Tàpies o el hondarribitarra Remigio Mendiburu. En agradecimiento, estos les han regalado o intercambiado sus obras convirtiendo el taller de Kikis, donde ella es feliz pasando las horas, en un pequeño museo.

No solo trabaja para artistas, sino que Kikis crea sus propias obras y complementos con el papel como materia prima. Un ejemplo son sus sombreros que se han mostrado en la pasarela Gaudí de la mano de la diseñadora Mercedes de Miguel. La mexicana reivindica que «usamos el papel a diario, sin descubrir cómo se hace ni saber que hay personas para las que es un verdadero arte». Además de deshacer y unir fibras de algodón o lino, técnica con la que se elabora el papel desde hace cientos de años, en 2008 la pareja acondicionó parte de su casa para crear ‘Art & relax’, un agroturismo de seis habitaciones. Nuestra protagonista comenta que «muchos artistas venían a por papel así que aprovechamos que los hijos se han hecho mayores para acometer la obra».

Los cambios no terminan aquí y es que la familia ha sacado la producción de la casa para ampliar las zonas comunes y crear un comedor en el que ofrecer cenas elaboradas por uno de sus hijos que es cocinero: «Vamos a colocar las mesas entre máquinas para que los clientes sientan el arte mientras cenan». Asimismo, seguirán elaborando un papel que «supone un valor añadido para cualquier obra de arte».