EDUARDO GOMEZ «PETA» – ARTE EN LAS OLAS

Comenzó hace cerca de seis años a raíz de una lesión que hizo que este hondarribitarra regresara de Indonesia, donde vivía

  • Fuente DV: JOEL IGLESIAS –  HONDARRIBIA –

Si le llegan a preguntar a Eduardo Gómez hace unos años a qué se estaría dedicando en 2014, seguro que no se hubiera imaginado que tendría su propio taller en la comarca en el que hace tablas de surf de manera artesanal. Pero es lo que tiene la vida. Que da muchas vueltas. Y bien que lo sabe este hondarribitarra, conocido como ‘Peta’, que precisamente ha recorrido gran parte del mundo. Una operación de rodilla, en 2008, supuso para él un antes y un después.

Desde joven, siempre ha tenido una gran vinculación con este deporte. «Yo todo lo que he sido, lo que soy y lo que seré se lo debo al surf», asegura de forma tajante. Comenzó a practicarlo en la costa vasca, luego fue a Portugal, a Canarias, a Marruecos. y «me dio la curiosidad de conocer otros lugares». Así que pidió una excedencia en el trabajo, por entonces daba clases de natación, y se fue a Indonesia. En principio «era para un año, pero estuve unos quince viviendo allí».Momento en el que cubre con fibra el foam, material del que están hechas las tablas.

El surf le ha llevado a recorrer otros lugares de Asia, también diferentes zonas de América, como California, pero «mi segunda casa es, sin duda, Indonesia». En este país, este hondarribitarra trabajaba con un amigo que tiene una empresa de barcos orientada precisamente a los surfistas. Pero hace seis años «sufrí una importante lesión de rodilla y tuve que venir a operarme», recuerda.

La rehabilitación fue larga y tuvo muchos meses para pensar. Gómez, según reconoce, «siempre había dado vueltas a la idea de probar algún día a hacer mi propia tabla. Primero empecé en un garaje en Sokoa arreglando las de otros y luego ya di el paso de realizarlas yo desde el principio hasta el final, todo el proceso y 100% a mano».

Maestros americanos

Este ‘shaper’, como se denomina a las personas que construyen y diseñan tablas, lleva tres años en la zona de Auzolan, en Irun, en un local que le permite tener «un espacio más amplio». Vio clara la necesidad de buscar un sitio más grande después de visitar en Estados Unidos a Josh Hall, un experto californiano en la materia «al que pude conocer aquí por mediación de un buen amigo, que organiza el Surfilm Festival, y me dio la oportunidad de ir a su casa para aprender».

Este hondarribitarra fabrica las tablas de foam, un poliuretano que trae de Francia. «Me llega en bruto y yo le voy a dando la forma en función de lo que quiera el cliente. Es lo mismo que hace un escultor, que va puliendo un diamante», comenta. Y una vez que ya tiene definida la forma, pasa a la segunda fase, que es recubrir este material «con fibra y resina para que quede duro y resistente». El siguiente paso es lijar la tabla y hacer los agujeros para poner los tapones en los que van las quillas.

Gómez explica que «en dos o tres días puede estar hecha una tabla. Es un proceso artesanal mucho más complicado que si te lo hace una máquina, como las grandes empresas, que también te la pueden personalizar pero no es lo mismo. Aquí es todo hecho por mí». Él también se encarga de pintarlas y, en el caso de que el cliente quiera dibujos, «yo no controlo pero tengo un par de amigos que lo hacen y se lo suelo encargar a ellos».

De momento, está «contento» y está teniendo pedidos no sólo de Euskadi, sino de otras lugares del Cantábrico como Asturias, también de la zona de Cádiz y Barcelona, e incluso de Francia. «Es duro porque hay mucha competencia en este sentido, pero voy poco a poco y no me puedo quejar, aunque hay épocas complicadas», dice.

Este hondarribitarra valora además la formación continúa que está suponiendo para él la fabricación de tablas de surf. Destaca el vínculo que mantiene con Ryan Burch, otro ‘shaper’ californiano, «que me suele venir a visitar cada año, hacemos cosas juntos y estoy adquiriendo muchos conocimientos gracias a él, que es una persona muy humilde».

A pesar de aquel problema con la rodilla, Gómez no ha dejado surfear. Y, por supuesto, ahora lo hace con tablas elaboradas por el mismo. «Es lo más esa sensación cuando entras en el agua con algo que has hecho tú. No se puede explicar lo que se siente pero es una gran satisfacción».

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