Bizigarri berria bertako enpresarentzat

«Estar en contacto con las empresas nos permite ser conscientes de sus necesidades e intentar satisfacerlas de dos formas: bien con alumnos mediante prácticas o proyectos de fin de grado, bien con la investigación y la intervención directa de MIK (Mondragon Ikerketa eta Kudeaketa), nuestro centro de investigación», explica José Luis Alonso, responsable del servicio Relaciones Universidad-Empresa de MU. «Las universidades están para promover cambios que mejoren la sociedad. Desde una facultad de Empresariales como la de Irun, pensamos en la mejora desde las empresas y las administraciones públicas. Por eso, tenemos que estar junto a las empresas, porque son fuente de conocimiento que llevamos a nuestras aulas y, al mismo tiempo, son donde debe revertir el conocimiento de nuestros alumnos y de nuestras investigaciones».

Esa filosofía de trabajo ha llevado a que a lo largo de estos diez años, MU haya ido extendiendo sus lazos con el tejido empresarial de la zona, especialmente con el local, pero llegando hasta las empresas de Donostialdea, del norte de Navarra y del otro lado del Bidasoa. «Hay una doble vía de contacto. Una es activa, como el trabajo de campo que hacemos con Bidasoa activa. No hace ni un mes que hemos terminado una prospección en 110 empresas de la comarca para conocerlas, diagnosticarlas y ofrecernos para lo que necesiten. La otra es pasiva; deriva de nuestra presencia en los medios, de participar en congresos, eventos, charlas… El tejido empresarial nos va conociendo y en un momento dado, ante una determinada circunstancia, contempla la posibilidad de ponerse en contacto con nosotros». En la mayoría de los casos, lo hacen para pedir personal para prácticas o para desarrollar proyectos de fin de carrera.

«Ocurre muchas veces», asegura Alonso, «que hay empresas que tienen cajones llenos de proyectos que no sacan por falta de tiempo, porque no tienen gente para desarrollarlos, porque no terminan de ver cómo hacerlo… Para eso estamos nosotros. Con cada proyecto de fin de carrera, las empresas se llevan 550 horas de trabajo de una persona que ya ha cursado toda la parte teórica de la carrera y que, además, cuenta con el apoyo de un investigador experto del MIK que tutela su trabajo». El curso pasado, «el 55% de los alumnos estuvo en alguna empresa, bien con prácticas, bien con el proyecto. De los que estaban haciendo el proyecto, diez estudiantes se han quedado trabajando en esa misma empresa». La mitad de ellos eran alumnos irundarras trabajando en empresas de su ciudad. Es el caso de Jon Olaizola y de Ivan Campón en Suministros Jaizkibel y Poliester Gabiria, respectivamente.

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