Arkaitz Rekarte eta Yon Figueroa, “Lanbroa” musika-eskolako sustatzaileak

«Tener pasión por enseñar es imprescindible para comunicar»

(DIARIO VASCO )22.09.13 – 00:04 -MAÑU DE LA PUENTE | HONDARRIBIA.
 
Son dos jóvenes músicos que apuestan por la enseñanza de esta materia que nunca muere. Están a punto de inaugurar su academia
 
Enseñan música acompañándose de idiomas como el euskera, el castellano y el inglés
La academia se inaugura el uno de octubre y hasta entonces ofrecerán clases de manera gratuita

Otro nuevo caso de emprendedores bidasotarras que han dado un paso al frente con la «Tener pasión por enseñar es imprescindible para comunicar»decisión de crear su propia empresa. En este caso, una academia de música un tanto especial y de corte diferente. Y es que, alternan la enseñanza de la música con los idiomas euskera, castellano e inglés. Y lo hacen mediante una metodología propia que apuesta por el fomento de la creatividad. El centro, que se inaugurará el uno de octubre, se llama ‘Lanbroa’ (‘Bruma’) y está ubicado en Hondarribia, en el número dos de la calle Marqués de Vélez -paralela al Paseo Butrón- donde antes había un espacio veterinario. Sus promotores son dos: de un lado, Arkaitz Rekarte Irastorza, irundarra de 27 años, técnico de sonido de formación (Andoain), que lleva años de Conservatorio y ha dado no pocas clases de lenguaje musical. Domina la guitarra, trompeta y piano. Toca en ‘Drakken’ con su socio Yon Figueroa, Íñigo Martinez y los Acedo, Federico y Ekaitz, padre e hijo. De otro lado, Yon Figueroa Sánchez, errenteriarra de 28 años, está enamorado de Hondarribia, donde pesca todo lo que puede. Es profesor de inglés (hizo magisterio en ese idioma). Ha pasado por el Conservatorio de su pueblo, canta y ni el saxo ni la guitarra se le resisten. Conduce el grupo ‘Yon Figueroa Acústico’. Cuando no da clases, sigue tocando.

Arkaitz se llama así porque su hermano Igor conoció a un chaval del mismo nombre en unas colonias. A Naiara Alonso le encanta el nombre. Yon estaba condenado: su aitona, Juan; su amona, Juana; y su novia, Jone Pujana. Son dos chicos diferentes, pero una opinión compartida.

–Estaís metidos en un bonito proyecto, digo yo…

–Estamos muy volcados porque vamos a hacer lo que nos gusta.

–¿Y qué es lo que os gusta?

–Enseñar. Tenemos pasión por enseñar y eso es imprescindible para comunicar. Nos gusta estar con la gente, ser amables y conectar, procurando que las clases sean amenas lejos de cualquier imposición.

–¿Cuándo se empieza a gestar la idea?

–Llevamos pensando en la academia desde hace un par de años, pero la decisión se cerró un poquito antes de este verano. Teníamos unas referencias espléndidas de Dinamarca (Yon estudió allí) en cuanto a la forma de enseñar y nos dijimos a nosotros mismos: «tenemos que montar algo así por nuestra cuenta». No tardamos nada en ponernos de acuerdo. Además, teníamos muy claro que en Hondarribia hacía falta un centro de este corte, con una enseñanza menos reglada.

–Corren buenos tiempos para la lírica, digo para la música…

–Quizás en el apartado económico no tanto, pero la música tiene una salud impresionante, tanto en términos de creación como de composición.

–Hoy día, ¿se puede vivir de la música?

–De la enseñanza musical se puede vivir. Si hablamos de los músicos, de la ejecución de la música, la cosa se complica bastante. Eso es para unos pocos privilegiados.

–¿Os estaís buscando la vida o es que sois auténticos emprendedotes?

–Somos personas que aman la música, sin más apellidos.

–Y de qué manera amaís la música.

–Tocando y transmitiendo. Empezamos con guitarra eléctrica, acústica y clásica, sin dejar de lado frentes como el canto, la composición y la grabación. En este último sentido, enseñamos al alumno a grabar sus propias canciones en casa, sin necesidad de pasar por un estudio.

–Da la impresión de que la guitarra cobra mucho protagonismo en la academia. ¿Sí?

–Pues sí y es así porque este instrumento nos apasiona.

–¿Pero la guitarra tiene tanto seguimiento…?

–No te quepa duda. La guitarra ahora y siempre ha tenido un gran seguimiento entre los amantes de la buena música. La guitarra es más un símbolo que un instrumento. Cuando piensas en clave de rock o de otros muchos ritmos, lo primero que te viene a la cabeza es una guitarra. Piensa y ponte a prueba. Además, si nosotros tuviéramos una tienda, la imagen que colocaríamos en lugar preferente sería una guitarra. En definitiva y en nuestra opinión, la guitarra es el instrumento más versátil que hay y el que más estilos abarca.

–Vamos, que ofrece una diversificación muy amplia.

–Efectivamente, así es. Te da muchas posibilidades que no te ofrecen otros instrumentos. Por ejemplo, puedes cantar mientras la tocas. Si te vas al saxo o a la trompeta, esa opción desaparece.

–A la hora de decidiros por la academia ¿habeís hecho algún estudio de mercado?

–Nos hemos regido por la observación, fijándonos en el número de academias existentes en el espacio bidasotarra. Estaba claro que en Hondarribia había un hueco que vamos a tratar de llenar.

–¿Tiene futuro el sector de las academias?

–Estamos convencidos de que sí. Por ejemplo y siguiendo con la guitarra, estamos persuadidos de que mucha gente habría querido tocar este instrumento, pero no lo ha hecho porque no se ha atrevido; o, por lo que sea, no se ha lanzado. Ahora tiene esa oportunidad. Además, los hondarribiarras lo van a tener a mano y no tendrán que desplazarse a Irun como hasta la fecha.

–¿Teneís algún límite en cuanto a número de alumnos?

–Ninguno, podemos llegar al centenar. Ahora mismo tenemos veinte apuntados y ofrecemos las clases desde edad infantil, con seis chavales por clase y profesor.

–Pienso que, como en tantas cosas, no hay edad para aprender.

–Y piensas bien. Aprender no depende de la edad sino de las ganas que tengas. No hay límite alguno. A los tres años ya se puede empezar y tenemos hasta jubilados inscritos. Además…

–¿Sí…?

–Que nosotros ponemos los instrumentos, no hay que llevar nada de casa.

–¿Dónde os veís dentro de diez años?

–Nos gustaría pensar que en un local mayor, con clases de nuevos instrumentos y profesores. Vamos, nos encantaría seguir creciendo.

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