Bidasoaldean ekiten – Elisa Cuenca, haur eta helduentzako yoga leheneratzaile

Ofrece sus clases en Txispum! Aretoa de Hondarribia y en el centro Itziar García Yoga de Irun

Fuente: DV – 30-04-2022

Tras un tiempo sintiendo que necesitaba un cambio en su vida, la madrileña Elisa Cuenca reunió hace tres años el valor necesario para dejarlo todo y buscar un nuevo camino. Amante del yoga, decidió entonces enfocar su vida hacia esta práctica, emprendiendo un viaje que le llevó a la India primero, a Almería después y, finalmente, a Hondarribia.
–¿Cómo fue aquella ruptura con tu vida anterior?

Elisa es madrileña pero, tras haber vivido en la India y en Almería, ha decidido recientemente instalarse en Hondarribia. F. DE LA HERA

Trabajé durante 19 años en una gran empresa, en el área financiera, pero llevaba tiempo sintiendo que necesitaba un cambio, tanto a nivel personal como profesional. Soy una persona muy organizada y muy estable, por lo que me costó mucho dar el paso, pero finalmente me decidí en febrero de 2019.
–¿Qué hiciste entonces?
–Una vez que paré me pregunté a mí misma qué era lo que me apasionaba y me hacía feliz. Y la respuesta fue el yoga, que ya practicaba desde hacia una década. Así que decidí prepararme para ser profesora. Y para eso me fui a la cuna del yoga, a la India, donde ya había estado antes, porque viajar es otra de mis pasiones. Allí estudié Ayurveda, la medicina india, y después hice un curso intensivo de Hatha yoga, que es el estilo más clásico.
–¿Seguiste en la India después de terminar la formación?

Regresé un tiempo a España, pero enseguida Natalia Ordaz, una chica de Donostia que conocí allí porque lleva muchos años viviendo en la India y que tiene una tienda de ropa sostenible, me propuso que abriéramos un café de comida saludable, con una terraza donde ofrecer clases de yoga. Así que volví a la India. Pero nos pilló la pandemia y, aunque en principio decidí quedarme, finalmente volví a Madrid.
–¿En pleno confinamiento?
–Así es. Lo dediqué a estudiar. Hice un curso de Vinyasa con Xuan Lan y después me especialicé en yoga restaurativo. También me lancé a dar clases online. Y cuando pude salir de Madrid me fui a vivir a Almería,
donde seguí formándome y dando clases virtuales.
–Desde Almería, ¿cómo viniste a parar a Hondarribia?
–Mi cuñado es de aquí y mi hermana y él viven en Madrid, pero tienen una casa en Hondarribia.
Así que me vine a probar suerte.
–¿Y la has tenido?
–La verdad es que estoy encantada, me han abierto muchas puertas y me han acogido muy bien. La primera, Itziar García, en cuyo estudio de yoga estoy dando clases a mayores de 65. También en Txispum!, donde tengo un grupo de adultos y ahora estamos formando grupos para niños.
–Todas ellas enfocadas al yoga restaurativo, ¿verdad?
–Sí. Es un yoga más lento y pasivo, lo cual no significa que sea más fácil. El objetivo principal es la relajación y el descanso del sistema nervioso central, a través de posturas pasivas o semipasivas que estiran y estimulan el cuerpo, sin exigencia y sin dolor. Hoy en día estamos muy desconectados de nuestro cuerpo y mi objetivo primordial como profesora es que mis alumnos aprendan a volver a conectar con él. Enseñarles
que cada día es distinto y que no podemos trabajar con el mismo nivel de exigencia. Y que aprendan a escuchar al cuerpo, porque este nos habla constantemente, pero no le hacemos caso hasta que llegamos al límite.
–Háblame de las clases para niños.

He empezado ahora, porque he hecho un máster de Yoga en la Educación para niños y adolescentes. Vivimos en una sociedad muy acelerada y estresada, y eso se traslada a los niños. Encima esta es la era de la tecnología, de cambios muy rápidos a nivel social, educacional, tecnológico. Todo eso se va notando en los niños y adolescentes, por lo que considero el yoga un trabajo muy importante para hacer con ellos.
–¿Cómo son las clases?
–Con los peques se trabaja a través del juego, para que vayan aprendiendo los valores y pilares fundamentales del yoga y de la vida: el compañerismo, la voluntad, la cooperación, la empatía, que parece que hoy en día la estamos perdiendo. También se trabajan la lateralidad, la psicomotricidad, las emociones, a reconocerlas y a ver qué reacciones provocan en sus cuerpos, etc. A partir de los 8 empezamos a trabajar más las posturas y vamos avanzando según van creciendo.
–¿Y con los adolescentes?
–Con ellos se trabaja también el mindfulness y la relajación, porque es una etapa muy complicada, ya que comienza el desarrollo de la personalidad, los conflictos, las contradicciones… Es una edad en la que se puede hacer un trabajo muy bonito a través del yoga.
–De todo ello se desprende que el yoga es para todo el mundo, ¿verdad?
–Totalmente. Hay quienes piensan que es solo para algunas personas, porque a menudo vemos fotos de gente haciendo posturas imposibles. Pero si te digo la verdad, esas posturas las hacen muy pocos, es un nivel muy avanzado. El yoga es para todo tipo de gente, de cualquier condición física o emocional. Además, en el restaurativo siempre utilizamos accesorios, que permiten hacer las mismas posturas pero con una mayor estabilidad y precisión. Porque lo importante es movilizar el cuerpo y la columna.
–Además de los ya citados, ¿qué otros beneficios tiene el yoga restaurativo?
–Tonifica los músculos, flexibiliza las articulaciones, fortalece el sistema inmune, regula el sistema nervioso…

Ez dago iruzkinik

Sentitzen dugu, ezin da mezu honi buruzko iruzkinik egin.

Follow by Email
RSS